Por Fabiola Catalán Marill, Trabajadora Social
Uno de los desafíos más importantes que tenemos como sociedad es avanzar juntos hacia un cambio de paradigma; suficiente ya nos ha mostrado el capitalismo en todos estos años, lo cual se ha evidenciado con mayor claridad en este periodo de pandemia COVID – 19.
El individualismo, el racismo y la desigualdad, son algunas caretas que esconde el neoliberalismo tras un rosto de modernidad, libertad de elección y una supuesta movilidad social. En estos tiempos de pandemia vemos como el aprovechamiento de las grandes empresas siguen su ritmo, y buscan ayudas del Estado, o simplemente se acogen a la mal llamada ley “protección al empleo”, que finalmente es sabido que sólo protege al empleador y su capital, dejando en total desamparo a los trabajadores y trabajadoras de este país.
Miles de trabajadores han perdido sus puestos laborales y a otros miles las empresas les han congelado sus contratos, mientras tanto, las deudas continúan, aumentan las cuentas del gas, la luz y el agua, sin importarles cuánto han llenado sus bolsillos a través de tantos años de ganancias tras la privatización de los suministros básicos.
Los instrumentos asociados con la caracterización de la pobreza, también han fallado, el Registro Social de Hogares muestra la fragilidad del sistema y de los accesos, inexplicablemente hay muchos beneficiarios con un 40%, de vulnerabilidad, pese ser funcionarios de las fuerzas armadas, ciudadanos que gozan sueldo fijo, bonos, cobertura en salud, vivienda a bajo costo etc. Y por otro lado hay personas que realmente tienen dificultades económicas, inestabilidad laboral, y cuentan con 70% u 80% de vulnerabilidad, por tanto, no logran encasillar en el porcentaje que puede acceder a las políticas sociales de nuestro país.
Y en ese contexto se activan las organizaciones sociales, con consignas como “el pueblo ayuda al pueblo”, generando un colchón de contención social-económico importante, sin contar con las asesorías y orientaciones que todos brindan ante las burocráticas normas para acceder a una canasta familiar, pago de suministro básico o apoyo en el arriendo.
Actualmente el Movimiento por la Dignidad ha entregado alrededor de 140 canastas familiares, las cuales han sido donadas por el pueblo, por vecinos y vecinas que han aportado con alimentos, por trabajadores y trabajadoras que han donado dinero para la compra de lo necesario para contribuir de manera solidaria y combativa. Ha sido una entrega oportuna, sin burocracias y con la convicción que volveremos a la calles exigiendo dignidad.
No olvidemos que esta pandemia finalmente es la desigualdad y la pobreza.
Punta Arenas, 22 de junio de 2020.