El escritor e historiador español Mario Amorós participó en la edición especial del programa «Primera Linea» de radio Nuevo Mundo Patagonia de Punta Arenas, con ocasión del 50 aniversario del triunfo de Salvador Allende, el 4 de septiembre de 1970, y el inicio del gobierno de la Unidad Popular. El autor de biografías de Allende, de Pinochet y recientemente del libro «La araña y la flecha», sobre el rol de la ultraderechista Patria y Libertad y del PDC en Chile ante y durante la UP, comentó la relevancia y el legado de Allende.
Amorós recordó el discurso del Presidente Allende del 21 de mayo de 1971 cuando plantea «la epopeya» que emprendía el pueblo chileno «porque marchamos sin guía por un camino desconocido , apenas contando con nuestro humanismo, principalmente marxista», además en el contexto de la guerra fría.
«¿Qué hubiera ayudado a que el proceso pudiera seguir adelante? Primero, hay que considerar que la mentalidad de la época era poner en marcha el programa de la Unidad Popular. En el primer año los avances fueron increíbles: el cobre, la reforma agraria, nacionalizar la banca, el carbón,el hierro, conformar el área de la propiedad social. Increíble. Era un programa para desarrollar en un par de gobiernos, pero nunca estuvo planteado así, ampliar la base social e ir cumpliéndolo fijando metas, no era ese el espíritu de la época. Había sectores de la izquierda impacientes, si el presidente hubiera dicho, el cobre lo nacionalizaremos el año 1975, ¿que habrían dicho algunos sectores que lo apoyaban?»
«Hubiera ayudado haber logrado un entendimiento con la democracia cristiana que existió al principio. El asesinato del ministro del isterior de Frei, Edmundo Pérez Zújovic, lo dificulta mucho más y la derecha crea ese abismo con el PDC que es clave. Asimismo, el año 72 cuando se debate la conformación del área de propiedad social, el gobierno cede bastante y solo la acción del sector más reaccionario impidió llegar a acuerdo, porque la UP cedió bastante al respecto».
«Renán Fuentealba elogió en esa oportunidad la actitud del Partido Comunista , pero habría exigido una voluntad y una apertura de la DC que no hubo, se fue hacia una posición de acabar con el gobierno primero por cauces políticos y después buscar el golpe de estado. Hubo varios momentos y el factor del imperialismo pudo haberse relativizado para seguir el proceso».
«El año 73 era muy difícil, Allende tendría que haber aceptado lo que pedía Aylwin, que era una claudicación absoluta, entregar el gobierno a los militares, por tanto traicionar al movimiento popular, Allende en julio de ese año dijo que no y hasta el último momento buscó un acuerdo para salvar la democracia. El boicot económico fue tan fuerte y las huelgas de camioneros de un mes y medio en una huelga salvaje, terrorista terminaron por ahogar la economía del país y la izquierda ya no aparecía tan cohesionada tras el programa».
«La opción por el golpe de estado era tan evidente dejó a la UP en un callejón sin salida, aislada incluso en el contexto mundial y latinoamericano, con la hostilidad de la dictadura brasileña, la indiferencia de Perón, Banzer en Bolivia y Stroessner en Paraguay. La democracia cristiana no quiso comprometerse ni siquiera para preservar la democracia».
Respecto al legado de Allende, Amorós es taxativo respecto a su vigencia: «Permanece y perdura esa voluntad profunda de transformar la sociedad, uniendo al pueblo y tiene mucho sentido todavía hoy. Ese proceso está vivo, ha habido retrocesos (qué duda cabe), pero la historia sigue. Los gobiernos progresista de décadas pasadas (Lula, en Brasil, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador) reivindicaron las ideas de la UP y en algunos casos ganaron experiencias de esa gesta».
Con la crisis económica en Europa hubo un renacer del pensamiento marxista, se reeditó «El Capital», el «Manifiesto Comunista», pero yo diría que todo lo que tiene que ver con la URSS y los países del llamado «socialismo real» tiene todavía un descrédito -yo diría- irreversible.Hay una debilidad en la formación política pero también hay cosas positivas, un aprecio por valores más clásicos de la izquierda, los jóvenes de hoy no se compran el modelo, ha habido un gran reconocimiento a la salubridad pública -más aún con esto de la pandemia- una valoración de los servicios públicos, de los derechos sociales y del papel del Estado.
«En el programa de la candidatura presidencial de Gladys -Marín en 1999 encontramos todas las demandas y reivindicaciones por las que cientos de miles de chilenos salieron a las calles desde el 18 de octubre del año pasado. El actual modelo socioeconómico y social impuesto por la dictadura en Chile ya tiene casi medio sigrlo, pero el trabajo de pedagogía y de conversar debe llegar al trabajo político actual: apruebo o rechazo para empezar a transformar realmente a nuestra sociedad. En tiempos de la UP existía una conciencia colectiva, hoy en día, el individualismo, el consumismo impera, pero el desafío es tremendo. Hay que estructurar un programa y atraer a más gente en su entorno».
Mario Amorós: «La DC no quiso preservar la democracia en Chile el ´73»
El escritor e historiador español Mario Amorós participó en la edición especial del programa Primera Lines de radio Nuevo Mundo Patagonia de Punta Arenas, con ocasión del 50 aniversario del triunfo de Salvador Allende, el 4 de septiembre de 1970, y el inicio del gobierno de la Unidad Popular.
Autor de biografías de Allende, de Pinochet y recientemente del libro «La araña y la flecha», sobre el rol de la ultraderechista Patria y Libertad y del PDC en Chile ante y durante la UP, comentó la relevancia y el legado de Allende.
Amorós recordó el discurso del Presidente Allende del 21 de mayo de 1971 cuando plantea «la epopeya» que emprendía el pueblo chileno «porque marchamos sin guía por un camino desconocido , apenas contando con nuestro humanismo, principalmente marxista», además en el contexto de la guerra fría.
«¿Qué hubiera ayudado a que el proceso pudiera seguir adelante? Primero, hay que considerar que la mentalidad de la época era poner en marcha el programa de la Unidad Popular. En el primer año los avances fueron increíbles: el cobre, la reforma agraria, nacionalizar la banca, el carbón,el hierro, conformar el área de la propiedad social. Increíble. Era un programa para desarrollar en un par de gobiernos, pero nunca estuvo planteado así, ampliar la base social e ir cumpliéndolo fijando metas, no era ese el espíritu de la época. Había sectores de la izquierda impacientes, si el presidente hubiera dicho, el cobre lo nacinalizaremos el año 1975, ¿que habrían dicho algunos sectores que lo apoyaban?»
«Hubiera ayudado haber logrado un entendimiento con la democracia cristiana que existió al principio. El asesinato del ministro del isterior de Frei, Edmundo Pérez Zújovic, lo dificulta mucho más y la derecha crea ese abismo con el PDC que es clave. Asimismo, el año 72 cuando se debate la conformación del área de propiedad social, el gobierno cede bastante y solo la acción del sector más reaccionario impidió llegar a acuerdo, porque la UP cedió bastante al respecto».
«Renán Fuentealba elogió en esa oportunidad la actitud del Partido Comunista , pero habría exigido una voluntad y una apertura de la DC que no hubo, se fue hacia una posición de acabar con el gobierno primero por cauces políticos y después buscar el golpe de estado. Hubo varios momentos y el factor del imperialismo pudo haberse relativizado para seguir el proceso».
«El año 73 era muy difícil, Allende tendría que haber aceptado lo que pedía Aylwin, que era una claudicación absoluta, entregar el gobierno a los militares, por tanto traicionar al movimiento popular, Allende en julio de ese año dijo que no y hasta el último momento buscó un acuerdo para salvar la democracia. El boicot económico fue tan fuerte y las huelgas de camioneros de un mes y medio en una huelga salvaje, terrorista terminaron por ahogar la economía del país y la izquierda ya no aparecía tan cohesionada tras el programa».
«La opción por el golpe de estado era tan evidente dejó a la UP en un callejón sin salida, aislada incluso en el contexto mundial y latinoamericano, con la hostilidad de la dictadura brasileña, la indiferencia de Perón, Banzer en Bolivia y Stroessner en Paraguay. La democracia cristiana no quiso comprometerse ni siquiera para preservar la democracia».
Respecto al legado de Allende, Amorós es taxativo respecto a su vigencia: «Permanece y perdura esa voluntad profunda de transformar la sociedad, uniendo al pueblo y tiene mucho sentido todavía hoy. Ese proceso está vivo, ha habido retrocesos (qué duda cabe), pero la historia sigue. Los gobiernos progresista de décadas pasadas (Lula, en Brasil, Evo en Bolivia, Correa en Ecuador) reivindicaron las ideas de la UP y en algunos casos ganaron experiencias de esa gesta».
Con la crisis económica en Europa hubo un renacer del pensamiento marxista, se reeditó «El Capital», el «Manifiesto Comunista», pero yo diría que todo lo que tiene que ver con la URSS y los países del llamado «socialismo real» tiene todavía un descrédito -yo diría- irreversible.Hay una debilidad en la formación política pero también hay cosas positivas, un aprecio por valores más clásicos de la izquierda, los jóvenes de hoy no se compran el modelo, ha habido un gran reconocimiento a la salubridad pública -más aún con esto de la pandemia- una valoración de los servicios públicos, de los derechos sociales y del papel del Estado.
«En el programa de la candidatura presidencial de Gladys -Marín en 1999 encontramos todas las demandas y reivindicaciones por las que cientos de miles de chilenos salieron a las calles desde el 18 de octubre del año pasado. El actual modelo socioeconómico y social impuesto por la dictadura en Chile ya tiene casi medio sigrlo, pero el trabajo de pedagogía y de conversar debe llegar al trabajo político actual: apruebo o rechazo para empezar a transformar realmente a nuestra sociedad. En tiempos de la UP existía una conciencia colectiva, hoy en día, el individualismo, el consumismo impera, pero el desafío es tremendo. Hay que estructurar un programa y atraer a más gente en su entorno».