Huenchumilla y las claves ocultas de la Comisión de Paz y Entendimiento: “Esto fue una negociación real”

En una entrevista reciente al Podcast Klein, el senador por La Araucanía Francisco Huenchumilla reveló aspectos inéditos sobre la Comisión de Paz y Entendimiento —instancia mandatada por el presidente Gabriel Boric— y delineó una mirada lúcida, crítica y serena sobre el conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche. A sus 81 años y con una trayectoria política de más de cinco décadas, Huenchumilla ofrece una de las voces más consistentes desde el sur de Chile.

“El Estado se equivocó y cometió error tras error”, dijo en 2014, cuando asumió como intendente de La Araucanía, siendo el primero de origen mapuche. En ese cargo, pidió públicamente perdón al pueblo mapuche por el despojo histórico de tierras y extendió disculpas también a los colonos, señalando que “fueron traídos a un lugar inadecuado en un momento inoportuno”.

Esa disposición a decir lo que otros callan volvió a quedar de manifiesto en su conversación con el periodista Camilo Klein, donde no solo repasó su trayectoria política —que incluye roles como abogado de la Reforma Agraria, diputado, ministro de Estado y alcalde— sino también el trabajo reciente en la Comisión que presidió junto a Alfredo Moreno

“Esto no fue un listado de propuestas, fue una negociación”

A diferencia de comisiones anteriores como la de Verdad Histórica y Nuevo Trato, que Huenchumilla considera el diagnóstico más acabado sobre los pueblos indígenas en Chile, la Comisión de Paz y Entendimiento fue, según él, una instancia inédita: “No es un listado de propuestas, sino que nosotros negociamos”. Y agrega: “Se trataba entonces de una negociación entre los intereses de las forestales, de los agricultores y de las comunidades mapuche. Esa es la virtud que tiene esta comisión”.

Esa afirmación —casi una confesión— marca una diferencia sustantiva respecto a los múltiples esfuerzos simbólicos, muchas veces estériles, con los que los distintos gobiernos han intentado abordar el conflicto territorial en el sur. En este caso, se trató de una mesa real, con paridad entre representantes mapuche y no mapuche, con respaldo político transversal —“los 19 partidos firmaron su apoyo”, dice— y con la participación de actores clave: empresas forestales, gremios agrícolas, comunidades, gobernadores y representantes del mundo público.

El poder de la palabra frente a intereses económicos

En un país donde el conflicto en Wallmapu suele ser reducido a una cuestión de orden público, Huenchumilla insiste en otro enfoque: el político. Y en esa línea, describe cómo se construyó el acuerdo, “punto por punto, frase por frase”, en jornadas largas y tensas. “La dureza se manifiesta tal vez en las distintas posturas, porque son intereses económicos los que están en juego”, afirma.

Respecto a su relación con el otro copresidente de la comisión, el exministro Alfredo Moreno, señala que fue correcta: “Uno tiene que ser un caballero en el trato… la negociación fue bastante dura, pero trabajamos con respeto y profesionalismo”. Con esa afirmación no solo describe una ética política cada vez más escasa, sino también reivindica la posibilidad de un diálogo efectivo entre sectores ideológicamente opuestos.

Experiencia y serenidad frente al futuro

Consultado por su futuro político, Huenchumilla no se apresura. “Soy una persona que no tengo ansiedades”, responde con la tranquilidad de quien ha recorrido todos los pasillos del poder. Aunque reconoce que la Democracia Cristiana y diversos sectores le solicitan postular nuevamente, prefiere esperar: “Cada día tiene su afán”.

En tiempos donde el recambio político suele estar plagado de improvisación y vacíos estratégicos, Huenchumilla enfatiza su formación: “Todo lo que yo he sido se lo debo a la educación y a mi formación política e intelectual. Vivo leyendo, estoy al día en los grandes temas”.

Más allá del reconocimiento: la urgencia del conflicto

El valor de las declaraciones del senador radica en su contexto: una región tensionada por la militarización, un Estado que posterga soluciones estructurales, y una élite política que mira con distancia los problemas del sur. Huenchumilla, en cambio, plantea una aproximación distinta: basada en la historia, la conversación política y la negociación directa.

En ese sentido, sus revelaciones sobre el carácter inédito de la Comisión de Paz y Entendimiento abren una interrogante mayor: ¿Está el Estado chileno preparado para asumir la profundidad de este conflicto más allá del control policial? ¿Habrá voluntad política para recoger los frutos de esta negociación en la que, como él mismo señala, se logró una legitimidad inédita?

La entrevista, disponible en YouTube bajo el título “Intereses en juego, desafíos globales”, es más que una conversación política. Es un testimonio de lo que aún es posible construir si se actúa con voluntad real, conocimiento profundo del territorio y respeto a las diferencias. En tiempos de ruido y polarización, la voz de Francisco Huenchumilla aparece como un raro ejemplo de diálogo, lucidez y consecuencia política.

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