Gladys por las calles


Por José Luis Córdova

Gladys Marín se convirtió durante su vida en el símbolo de la mujer trabajadora, madre y luchadora por su incesante actividad revolucionaria en nuestro país y también en América Latina y el mundo progresista. Falleció hace precisamente 20 años, el 6 de marzo de 2005.
Dos días antes de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer instituido para recordar el 8 de marzo de 1908, cuando 129 mujeres fallecieron en un incendio durante una huelga en la fábrica Cretton de Nueva York.
En la II Conferencia Internacional de Mujeres realizada en Copenhague en 1910, la dirigente socialista alemana Clara Zetkin propuso la conmemoración del Día de la Mujer Trabajadora. Recién en 1972 la Asamblea General de Naciones Unidad aprobó la resolución respectiva.
Estos acontecimientos marcan hoy el recuerdo de la dirigente comunista y las luchas de las mujeres en todo el mundo por sus reivindicaciones; la deuda social, contra la desigualdad y el patriarcado.
En la actualidad, con un gobierno de carácter progresista que se definió como feminista enfrenta diversos desafíos que ha logrado superar en parte con leyes como la jornada laboral de 40 horas, la extensión del pre y posnatal, el aumento, del salario, mínimo; la ley Karin sobre maltrato laboral y otras.
Pero la derecha en el Parlamento ha impedido la protección de los derechos de la mujer sobre su cuerpo, la reproducción y cuestiones de género que son rechazados sistemáticamente por los sectores más reaccionarios.
A menudo se cita a Gladys por su permanente presencia en las calles, sus manifestaciones contra la dictadura civil-militar y por los derechos de su género, situaciones que hoy en día también serían criticadas y rechazadas por la derecha y la reacción.
El ejemplo de Gladys está llamado a superar su estereotipo -convertida en mera imagen de camisetas y chapitas- y convertirse realmente en el motor de los combates con su fuerte llamado a la unidad de las fuerzas transformadoras, a que las mujeres asuman el rol que los corresponde para encabezar, organizar y unir a trabajadoras, jefas de hogar, jubiladas, cuidadora, estudiantes y de la tercera edad.
Gladys siempre estuvo en la calle y su efímero paso por la cámara de diputados -desde marzo hasta septiembre de 1973- no la convirtió en una parlamentaria dedicada a debates y votaciones, sino que se mantuvo inalterable como líder social de las que tanto adolece el país en la actualidad.
El homenaje a Gladys y la conmemoración del Día de la Mujer Trabajadora constituyen una alerta nacional ante la amenaza del fascismo y las ideas más retrógradas que aparecen en la política nacional. Más allá de las elecciones, pactos y acuerdos, la calle sigue siendo el principal escenario de las luchas de hombres y mujeres por un Chile diferente.

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