
En este día, en 1948, ocurrió la Gran Nakba, cuando más de 750.000 palestinos fueron desarraigados de sus tierras y más de 500 ciudades y pueblos fueron destruidos a manos de bandas sionistas armadas, bajo la supervisión directa de las potencias coloniales globales. La Nakba no fue un acontecimiento repentino, sino más bien el producto de un proyecto colonial destinado a establecer una entidad racista en la tierra de Palestina, mediante desplazamientos forzados, masacres masivas y políticas de limpieza étnica.
Hoy, al conmemorar el 77º aniversario de este crimen continuado, los efectos de la Nakba todavía son evidentes ante nuestros ojos: en el asedio de Gaza, en la opresión de nuestro pueblo en Jerusalén y Cisjordania, en la negación del derecho al retorno de los refugiados y en la continua ocupación, los asentamientos y el muro del apartheid. La Nakba no se detuvo en 1948, sino que se renueva cada día, con cobertura internacional y silencio oficial árabe.
En este momento histórico, la Franja de Gaza está siendo sometida a una guerra integral de exterminio dirigida por la maquinaria de guerra sionista, con el objetivo de quebrar la voluntad de nuestro pueblo e imponer el desplazamiento forzado como un hecho consumado. Miles de mártires, la mayoría mujeres y niños, fueron asesinados a sangre fría, y casas, hospitales y escuelas fueron destruidas sobre las cabezas de sus habitantes. Estas masacres no pueden separarse del proyecto de asentamiento sionista que busca vaciar la tierra de sus propietarios. En la Cisjordania ocupada, el gobierno de ocupación fascista continúa implementando políticas sistemáticas de limpieza étnica a través de la expansión de los asentamientos, el desplazamiento de familias de Jerusalén, del Valle del Jordán y de los campamentos, y el desmantelamiento de la presencia palestina en la Zona C, en medio de una escalada sin precedentes de la violencia de los colonos apoyada por el ejército de ocupación fascista.
Nosotros, en el Partido Comunista Palestino, afirmamos que la catástrofe de nuestro pueblo solo puede terminar con el fin de la ocupación sionista y la construcción de… Un estado palestino independiente y democrático en todo el territorio nacional palestino, con una Jerusalén unificada como su capital, y el retorno de los refugiados a sus hogares de los que fueron desplazados, de conformidad con la Resolución 194 de la ONU. La lucha por la libertad, la liberación nacional y la justicia social es la única manera de poner fin a esta injusticia histórica.