LA CIUDAD FUTURA

Fernando Bahamonde Avendaño

“Recibamos todos los influjos de vigor y de ternura real. Y en cuanto llegue la aurora, armados de una ardiente paciencia, entraremos a las espléndidas ciudades”

Arthur Rimbaud

Para llegar a los contenidos finales que quedaran plasmados en la próxima carta fundamental podríamos seguir una secuencia de hechos políticos y técnicos electorales que nos indican potencialmente cómo será la criatura constitucional.

Y, por otra parte, se debe tener la relativa certeza que avanzar hacia un nuevo tipo de sociedad comienza con la con la disputa de las ideas constitucionales, pero no se agota en este texto. Porque las sociedades no se cambian por ley.

Las restricciones impuestas por el acuerdo constitucional del 15 de noviembre de 2019; suscrito por la derecha, la ex Concertación y parte del FA, determinó la estructura de la Convención Constitucional en tanto sus características y estructura, que la distancian de lo que es una Asamblea Constituyente.

De este modo, como sabemos, que se utilizarán los espacios distritales que eligen a los diputadas y diputados para concretar sus contenidos se estableció como puntos de partida la “hoja en blanco” y los 2/3 para llegar a acuerdos. En el mismo sentido forzosamente han ido saliendo del Congreso nacional los escaños en la Convención Constitucional que representaran la diversidad de la sociedad chilena.

Pendiente está el reglamento de funcionamiento y los lazos que esta convención podrá establecer con el resto de los chilenos que no sean constituyentes. Este es un desafío mayor, toda vez que implica un ejercicio previo a lo que debiera ser una democracia participativa en el horizonte se lo que deberá ser sistema político que aún no existe.

Volviendo a los contenidos de la futura Constitución, es relevante observar que las políticas de alianzas que se están estableciendo, expresaran la correlación de fuerzas que empujarán las ideas, ya sean estas; conservadoras, meros amortiguadores o maquillajes del modelo desde el deprimente universo socialdemócrata y social cristiano. Y finalmente, aquel conjunto de ideas para superar el neoliberalismo como forma de organización social.

La derecha deberá resolver integrar o no a su la lista única al Partido Republicano, el resto es cuestión conocida sus candidatos serán rostros conocidos o reconocidos que por este hecho tendrán opción de ser electos. Sus ideas están claras, sostener todo lo que sea posible los principios fundamentales de la Constitución de Pinochet.

La Ex Concertación deberá resolver sus candidatos y candidatas en un espectro de partidos más amplio, pero la centralidad está dada en el eje PDC-PS. La duda reside cuan abierta se encontrará a otras esferas de la sociedad, y en el plano las ideas deben poder explicar en qué consiste el “Estado Social de derechos” que propone. ¿Puede existir un Estado social de derechos entrelazado con los pilares del neoliberalismo? Es ahí donde reside la contradicción fundamental.

Sabemos que superar el neoliberalismo como forma de existencia, para construir un nuevo Estado, es una tarea que requiere pensar en una sociedad que no existe y, tal vez, no ha existido en nuestro país. No se trata de buscar modelos en otros países, sino de establecer nuevos pilares de “la ciudad futura”.

Cuando se señala que las sociedades no se transforman por ley significa que los seres sociales han sido arrojados culturalmente a vivir como individuos los últimos 40 años prácticamente todos los aspectos de su vida. Lo cual explica ciertas prácticas basadas en “el sentido común” al cual apela recurrentemente la derecha.

El trabajo de una política de alianzas que aspira la superación del neoliberalismo, entre otras cosas, es abrir los espacios a aquellos históricamente postergados. Entendiendo que en el mundo de las organizaciones y movimientos sociales se encuentran presente un sinnúmero de demandas de la más variada naturaleza, será indispensable generar las condiciones para producir la síntesis de las diferentes necesidades.

Esta situación desemboca en que esta alianza política hacia que debe empujar a Chile al posneoliberalismo deberá ser programática y no meramente electoral o instrumental. Entendiendo que la “ciudad futura” tendrá un esqueleto con la nueva Constitución, se requerirá de tiempo para formar todo el cuerpo del ser social y que va más allá del texto constitucional. Un tiempo de luchas que comenzó el 18 de octubre de 2019, tiempos de acuerdos concatenados, en la medida que exista consenso en las ideas para la lucha en todos los espacios posibles, para invertir el caminar de cabeza del individuo “del sentido común”. La lucha por las ideas es hoy en las calles y mañana se tendrá que ir extendiéndose a la totalidad social, para que pueda devenir comunidad.

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