Este lunes 27 de julio se conmemoran 100 años desde los sangrientos sucesos perpetrados por miembros de la Liga Patriótica, con el aval y participación de la élite terrateniente, política y militar local. Ese día el movimiento obrero y popular sufrió un golpe irreparable en el territorio. Tras dos procesos judiciales, nadie fue juzgado.
El invierno de 1920 estuvo marcado por una fuerte tensión social en la Patagonia austral. Desde hacía unas décadas atrás, la ciudad de Punta Arenas se había convertido en paso obligado de las embarcaciones que navegaban entre los océanos, sirviendo de fuente de abastecimiento, descanso e intercambio comercial. Hasta la apertura del Canal de Panamá en 1914, la ciudad era un puerto de importancia mundial para las potencias imperiales de aquel entonces. Los nuevos Estados chileno y argentino, intentaban por diversos medios afianzar su soberanía en el territorio patagónico a través de la instalación de estancias ovejeras, con el subsecuente cercamiento de la tierra, su reparto a colonos europeos, la introducción masiva de ganado ovino y el genocidio de los pueblos originarios. La patagonia llegó a parecer -en algún momento- una gran hacienda inglesa con administradores chilenos y argentinos.
En este contexto, miles de personas de distintas nacionalidades llegaban en búsqueda de trabajo, generalmente en estancias y frigoríficos, los que se multiplicaban por la estepa a ambos lados de la frontera. Los crecientes flujos de mercancías, de personas y tecnologías fueron igualmente acompañados de la circulación de ideas revolucionarias. Los miles de personas que trabajaban en las estancias comenzaron a organizarse para luchar por mejorar sus condiciones de trabajo, frente a la explotación que sufrían por parte del capital.
Es así como en 1911 fue creada la Federación Obrera de Magallanes (FOM). La FOM se caracterizó por tener influencias socialistas y anarquistas, creando importantes medios de comunicación como el diario El Obrero y El Trabajo, contar con un vehículo para el traslado de sus dirigentes, tener una influencia creciente en toda la Patagonia, incluyendo a la ciudad de Río Gallegos en Argetina, contar con miles de personas afiliadas -cerca de la mitad de la población adulta de Punta Arenas-, niveles de influencia nunca antes vistos por organizaciones obreras en el territorio y una participación activa en la toma de decisiones locales. Fue elogiada por su alto nivel de preparación y organización por el mismo Luis Emilio Recabarren, creador del Partido Obrero Socialista y de la Federación Obrera de Chile, tras visitarla en 1916. Era sin duda una herramienta de poder popular que estaba generando miedo y preocupación en las esferas del poder político y económico regional e incluso nacional.
1920 fue un año complejo en términos políticos. El gobierno conservador del Presidente Sanfuentes llegó a fabricar un conflicto limítrofe con Perú para mantenerse en el poder y contrarrestar a sus adversarios por medio de la represión y las denuncias de “venderse al oro peruano” (La Guerra de Don Ladislao). Las organizaciones obreras y estudiantiles fueron acusadas a lo largo del país de traición a la patria. Se formaron bandas semiclandestinas reaccionarias y se asesinó y apresó a opositores. En la región se creó una Liga Patriótica al alero del Club Magallanes, formada por militares conservadores y empresarios.
La represión de la organización obrera era fundamental para estos grupos y no tendrían ninguna contemplación para eliminar a las personas que consideraran un peligro para sus intereses oligárquicos. La noche del 27 de julio de 1920 es recordada cada año por ser uno de los días más sombríos de la historia de Magallanes. El local de la FOM, ubicado en la calle Errázuriz, entre la actual Avenida España y la calle Armando Sanhueza fue incendiado. Pero antes del fuego vinieron las balas. Una lluvia de plomo arremetío contra la sede obrera, donde las personas de la organización intentaron resistir en vano. Personal del Batallón Magallanes, carabineros y civiles que formaban parte de la banda reaccionaria, abrieron fuego contra la libertad y la dignidad. Decenas de personas fueron asesinadas, torturadas, quemadas y perseguidas. La prensa obrera clausurada. El Gobernador del Territorio de Magallanes decretó Estado de Sitio por los días siguientes, aprovechando de reprimir cualquier atisbo de resistencia en contra de la infamia.
El asalto a la sede de la FOM fue un golpe demoledor contra la organización obrera en la región. Los terratenientes y sus lacayos cumplieron el objetivo de silenciar el ímpetu revolucionario austral por mucho tiempo.
Hoy, a 100 años de la matanza, el recuerdo de la FOM sigue vivo. Se han realizado investigaciones, obras fílmicas y musicales, monumentos. Sin embargo, la felonía y la violencia terrateniente sigue siendo homenajeada en nuestra región. Algunas calles de la ciudad continuan llevando los nombres de quienes no son más que explotadores del pueblo y de la naturaleza. El oficial del Batallón Magallanes del Ejército, Barceló Lira, personaje que posteriormente se ufanaba de los actos cometidos contra la FOM, cuenta -incluso- con una población de Punta Arenas en su honor. Si bien existe un monumento a la FOM en la Avenida Bulnes, el mismo se encuentra deteriorado, mientras que el lugar en donde transcurrió el asalto e incendio del 27 de julio de 1920, ni siquiera tiene una placa en conmemoración de las víctimas.
Es necesario reivindicar la historia de la organización obrera. Qué mejor momento que este año 2020, en donde tenemos la oportunidad histórica de comenzar a desmontar el orden neoliberal impuesto desde 1980 y mantenido luego por tres décadas de democracia. Al final, nuestro mejor homenaje siempre será continuar la lucha por justicia e igualdad, con el convencimiento de que otro mundo es posible y necesario.
¡Honor y gloria a los mártires de la Federación Obrera de Magallanes!
Base Territorial Sola Sierra, Juventudes Comunistas de Chile.
Punta Arenas, 27 de julio de 2020.